Los nudos de mi faja
Los nudos de mi faja.
En los tiempos que nos ha tocado vivir, donde prima más lo material a lo humano, ha venido un maldito virus a cambiarnos la escala de valores. Y bien dijo aquél que «hasta que no lo perdamos no lo valoramos», ¿cuánto vale el beso de un ser querido?, ¿cuánto vale el abrazo sincero de un amigo?, ¿cuánto vale formar parte de una magnífica cuadrilla de portadores de aquél que por amor dio su vida por nosotros? A alguien le he leído aquello de «éramos ricos y no lo sabíamos», y en mi humilde opinión no le falta razón.
Cuando me pidieron que contara alguna anécdota o vivencia sobre nuestra querida Semana Santa para hacerlo público y hacer estos días más llevaderos, se me vino a mi cabeza los nudos de mi faja. Desde que comencé mi andadura como costalero tengo por costumbre hacer un nudo a una de las cuerdas de mi faja al acabar la estación de penitencia. Lo hago en la mesa de mármol de la Sacristía de San Bartolomé.
Siempre sólo, algún año acompañado por algún amigo y cercano. Es un momento para mí. Cada nudo tiene muchas historias y vivencias, es un recorrido por mi vida debajo de Él. En la foto que adjunto podemos observar por ejemplo cuerdas con dos nudos, ésos pertenecen al año que lo porté en la Procesión Magna del año 2006 portado en la madrugada y después en la tarde.
Durante el recorrido procesional suelo ir tocándolos, pues tienen mucho simbolismo para mí. Hay nudos de años tristes, como los que no hemos salido por la lluvia, también nudos gloriosos por cada año que hemos crecido en algún aspecto o por algún motivo personal.
La cuerda de este año quedará vacía, me toca reflexionar sobre ello, por aquello que comenté de la escala de valores. Este Viernes Santo no podré estar con mi familia costalera ni bajo sus pies dando lo mejor de mí, no podré estar en ese reducido espacio donde se respira tanta hermandad.
Tenemos que reflexionar todos sobre lo privilegiados que hemos sido estando en tan divino lugar. También sobre los valores que Jesús nos enseñó, hay que potenciar lo humano. Y en este momento que atravesamos quiero recordar aquello que dijo a sus discípulos después de la Última Cena al despedirse de ellos: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado».
El próximo año Jesús del Gran Amor posesionará triunfante regalando amor a todo aquél que se acerque a verlo ante la atenta mirada de nuestra Madre Macarena que dará testimonio de ello.
Al acabar anudaré mi faja con más fuerza que nunca.
Un fuerte abrazo a todos.
«Los nudos de mi faja» es un artículo de Raúl Gallardo Pérez, costalero de Jesús del Gran Amor.